Por Ismael Bermejo
En El Confesionario hay un secreto a voces, uno que todos sabíamos pero que hacía falta confirmar: el senador Ignacio Mier Velazco y su hijo, el diputado federal, le juegan todos los días las contras al gobierno que encabeza Alejandro Armenta Mier.
Sí, al primo y sobrino “incómodos” aún no les termina de caer el veinte: el año pasado Armenta fue el mejor candidato y las poblanas y los poblanos lo avalaron con su voto.
Nacho Mier —el amigo del senador señalado de proteger y operar con el grupo delictivo denominado La Barredora, encabezado por Adán Augusto— tuvo el martes pasado la grandiosa idea de medir fuerzas con el gobierno. Junto con Antonio Valente Martínez Fuentes, mejor conocido en el Triángulo Rojo como “El Toñín”, quien además es padre de la presidenta municipal de Quecholac, estuvieron detrás del cierre de dos días de la autopista México–Puebla.
“Nachito”, el diputado federal, después de 31 horas de bloqueo y por instrucciones de su papá, el senador, fue “el héroe de la película”, como diría el clásico, y de la nada levantó la protesta de los agricultores que se oponían a la nueva Ley de Aguas.
De acuerdo con el diputado local del distrito de Tecamachalco, Andrés Villegas, ambos legisladores (padre e hijo) buscan a toda costa recuperar el control político de la región.
Es muy curioso que estos morenistas hayan estado el fin de semana pasado en varios municipios de la zona de Quecholac, y días después ocurriera el bloqueo que dejó pérdidas millonarias en el sector privado y local.
Los Mier quieren, mediante acciones de desestabilización, evidenciar al gobierno estatal y decir en México que ellos sí pueden dialogar y encontrar acuerdos, incluso con las huestes de El Toñín.
En esta relación perversa, basta recordar que durante el ayuntamiento de Ignacio Mier Bañuelos en Tecamachalco se robaban hasta 10 automóviles diarios en pleno centro.
Villegas tiene toda la razón al calificar como lamentable el bloqueo de más de 24 horas en la autopista México–Puebla.
Es clara la intención de quienes buscan presionar al gobierno estatal para que ceda espacios de poder en la región y, sobre todo, para que quede mal ante el gobierno federal.
Los “Nachitos” saben que su jugada tuvo de todo menos éxito. Ahora ya sabemos quiénes son sus aliados y hasta dónde son capaces de llegar con tal de seguir viviendo del erario.
