Al Confesionario llegaron muchas voces inconformes desde la Sierra Norte, específicamente del municipio de Chignahuapan, por la burda administración que encabeza el alcalde Juan Rivera.
Al famoso “Diablo”, el pasado Consejo Municipal —que estuvo al frente del ayuntamiento por cerca de siete meses— prácticamente le hizo el trabajo, pues dejó etiquetadas obras, proyectos y acciones que el actual presidente se ha dedicado a colgarse como propios.
La opacidad y la frivolidad son los sellos del gobierno de Rivera Trejo, quien se asume más como influencer o tiktoker. Para comprobarlo, basta ver sus redes sociales, donde aparece comiendo, bailando o haciendo cualquier actividad que le genere likes, en lugar de atender la seguridad y el desarrollo del municipio.
Entre acarreados y sin la presencia de ciudadanos representativos ni autoridades de peso, el alcalde influencer engañó a todos al declarar:
“En cinco meses hemos hecho más obras que en los últimos 30 años. Hoy demostramos que con honestidad, compromiso y amor por Chignahuapan se puede gobernar bien y dar resultados reales.”
Estas palabras son tan falsas como sus ganas de gobernar, pues la mayoría de las acciones que presume son producto del trabajo del pasado Consejo Municipal.
El rechazo de las y los habitantes de Chignahuapan hacia su gobierno crece cada día. Los negocios familiares, los intereses personales y la falta de capacidad para atender y gobernar tienen cansados incluso a sus propios regidores y regidoras, quienes —dicen— tienen más oficio político que él.
El descontento es tal que ha comenzado a circular la versión de que, en los próximos días, harán
llegar a Puebla un informe con todas las irregularidades y quejas en contra del presidente municipal.
No cabe duda de que la presidenta Claudia Sheinbaum tenía razón cuando dijo hace unos días que “los ciudadanos deben elegir bien a sus autoridades”. En Chignahuapan, lamentablemente, se equivocaron… y feo.
Pero en 2027 tendrán la oportunidad de elegir mejor, porque —de lo contrario— se los seguirá llevando “el Diablo”.
